viernes, 15 de junio de 2012

Comida romana


El Departamento de Clásicas realizó hace unos días con los alumnos de Cultura Clásica de 3º de ESO y con los de Latín de 4º una actividad didáctica sobre la comida romana y algunos de sus platos más característicos.
Tras comentar en clase en qué lugar de la casa tenía lugar la cena de los romanos y en qué consistía su principal y más abundante comida, pasamos a revisar las recetas de cocina originales(y algunas adaptadas) de Apicio, sacadas del magnífico blog De re coquinaria


Cada alumno eligió un plato para hacer en casa o como uno de los entremeses (Gustatio) o de los platos principales de carne o pescado (Primae mensae) o de los postres (Secundae mensae).



Ese día, a la hora de clase, colocamos en las mesas del patio todos los platos que  iban trayendo con sus respectivos carteles donde aparecían los nombres tanto en latín como en castellano.


Para la Gustatio trajeron queso, aceitunas, frutos secos, alcachofas, paté de olivas, dátiles rellenos de quesos, brochetas con ciruelas pasas y una especie de pizza.



Como Primae mensae, hicieron calamares rellenos y pollo en salsa con miel.



Y para las Secundae mensae hicieron tortillas de leche y huevo con miel, hojaldres, postres parecidos al flan y a las natillas, uvas, pastel de membrillo, queso y compota de manzana, galletas con queso, membrillo, nueces y pasas, tortas con queso y piñones y manzanas asadas.



Ad bibendum, es decir, para beber, tomamos mosto blanco, rojo y agua.



Todo estuvo riquísimo y apenas sobró nada porque también invitamos a otros alumnos y a aquellos profesores que pudieron acercarse.




La experiencia fue muy bonita e interesante y, aunque ni nos vestimos con togas ni nos recostamos sobre los triclinios, creo que los alumnos aprendieron bastante sobre la cultura culinaria de aquella gran Roma.


miércoles, 6 de junio de 2012

¿Qué Bachillerato escoger?


Igual que Hipatia de Alejandría parece aquí mirar al futuro sin saber qué le deparará, así pueden estar ahora nuestros alumnos, sin tener muy claro qué modalidad de Bachillerato escoger para el curso que viene.

Lo primero de todo, comentaros que no es verdad esa cantinela tan difundida y tan falsa de "los listos a Ciencias y los tontos a Letras". Es una afirmación simplista, falsa y malintencionada.
Lo segundo, aclararos que no porque un grado o carrera esté adscrito a una determinada Rama de Conocimiento, el alumno debe hacer la modalidad de Bachillerato del mismo nombre de la Rama sino que lo importante, en todo caso, es saber qué asignaturas de 2º ponderarán más en Selectividad para hacer dicho grado.
Lo digo porque Magisterio, Derecho, Periodismo, Comunicación Audiovisual...son grados adscritos a la Rama de C. Sociales y Jurídicas pero se pueden hacer sin ningún problema  habiendo elegido el Bachillerato de Humanidades (con Latín y Griego) y no sólo el de Sociales, pues Latín II y Griego II ponderan lo máximo (0'2) para hacer esas carreras tan demandadas, igual que para hacer cualquier Filología, Traducción e Interpretación, Lenguas modernas y traducción u otras adscritas a la Rama de Artes y Humanidades.

 Si queréis saber lo que supuso cursar un Bachillerato de Humanidades o Letras a algunas personas, entrad en este enlace


martes, 5 de junio de 2012

Solución al Enigma-16

Primero os contaré el primer mito del que trataba el Enigma:

Dédalo, el constructor del Laberinto de Creta, y su hijo Ícaro habían sido encerrados por el rey Minos en el propio laberinto como castigo por haber conseguido salir Teseo indemne de él tras matar al Minotauro.
Dédalo logró escapar de su prisión, pero no podía abandonar la isla por mar, ya que el rey mantenía una estrecha vigilancia sobre todos los veleros. Así, Dédalo se puso a trabajar para fabricar alas para él y su joven hijo Ícaro. Enlazó plumas entre sí asegurando las más grandes con hilo y las más pequeñas con cera.


Dédalo advirtió a Ícaro que no volase demasiado alto porque el calor del sol derretiría la cera, ni demasiado bajo porque la espuma del mar mojaría las alas y no podría volar.




Pero el muchacho comenzó a ascender como si quisiese llegar al paraíso y el ardiente sol ablandó la cera que mantenía unidas las plumas y éstas se despegaron. Ícaro agitó sus brazos, pero no quedaban suficientes plumas para sostenerlo en el aire y cayó al mar. 



Su padre lloró y lamentando amargamente sus artes, llamó a la tierra cercana al lugar del mar en el que Ícaro había caído Icaria en su memoria.

Y éste es el otro mito:

Faetón, hijo de la ninfa Climena y del dios Helios, cansado de las burlas de sus compañeros de la escuela, ya que no creían que era hijo de un dios, decidió un día visitar a su padre en su palacio y preguntarle por ello. Cuando Helios le confirmó que sí que era su hijo y por lo tanto un semidios, se alegró mucho el muchacho y le pidió que le concediera un deseo para que sus amigos, al verle le creyeran y cesara todo tipo de burla hacia él.


“Lo que tú me pidas, hijo mío te lo concederé. Lo juro por Estigio, el río de las promesas”, dijo el dios del Sol. Su hijo le contestó que lo único que quería era conducir su carro de fuego.
Se estremeció Helios ante esa petición y por más que trató de convencer a su hijo diciéndole que era muy joven para conducir ese carro, que le pidiera cualquier otra cosa y con gusto se lo concedería, el muchacho se encaprichó.



El dios le dio recomendaciones a su hijo de que guiara el carruaje por el camino del centro. Que no se elevara demasiado porque quemaría al Olimpo y si descendía mucho entonces ardería la Tierra. Pero, montándose rápidamente en el carro, no siguió las indicaciones de su progenitor, los caballos se desbocaron, se salió del camino, se elevó demasiado y comenzó a chocar contra los astros espaciales. La Tierra comenzó a arder.




La madre Tierra clamó a Júpiter que detuviera esa acción porque amenazaba con acabarse la vida en el planeta.
Y no le quedó más remedio a Helios que lanzar un rayo sobre el carruaje que se precipitó a la tierra. El cabello del joven se incendió al igual que su cuerpo y produjo una gran estela ardiente hundiéndose en un río.
El dios del río rescató el cuerpo del joven, las ninfas de esas aguas limpiaron el cuerpo dándole sepultura y colocaron una lápida en la que podía leerse: “Aquí yace Faetón, quien trató de igualar al sol. Si grande fue su fracaso, igualmente grande también fue su osadía”.


Es decir, la imprudencia, la insensatez, la osadía (hýbris, en griego), incluso la irreponsabilidad parecen, según estos mitos, propias de la juventud. Y puede ser así, pues los jóvenes, de entrada, no son muy proclives a escuchar consejos de adultos, ahora bien, habrá jóvenes de todo tipo y, además, en esa edad tener aspiraciones elevadas, creer en utopías...es muy, muy necesario.
Pero tampoco hay que olvidar otra idea que subyace en ambos mitos, en el término medio está la virtud, ni muy arriba, ni muy abajo, nada de extremismos, aurea mediocritas.

Así las respuestas al Enigma son:

1ª- Dédalo y su hijo Ícaro.
2ª- El dios Helios y Faetón.
3ª- Al haber acercado tanto el carro a la tierra, Faetón dió lugar a las zonas más tórridas y a los desiertos, además de provocar el color oscuro de la piel de los africanos, mientras que cuando subió hasta los astros y dejó sin el calor solar a la Tierra, creó las zonas polares de frío helador e intensísimo.

Y han acertado este último Enigma, además de Isabel:

1- Inés V. (3º ESO)
2- Iliana (4º ESO)
3- Jimena N. (3º ESO)
4- Alba H. (3º ESO)




Muchas gracias a todos los que habéis participado en esta actividad y ya sabéis que se verá reflejado en la nota.
¡Hasta el curso que viene que continuaremos con los Enigmas!


¡ GRACIAS CHICAS !